En la cruel guerra
civil de 1899 a 1902 viniendo de La Pintada a Penonomé, fue muerto arteramente,
en infame emboscada, por guerrilleros de Victoriano Lorenzo; don Tobías Tejeira,
honorable padre de familia, quien fue Capitán de la Policía en esta sección de
Coclé y don Aquilino Tejeira. Ante este nombre hay que descubrirse con respeto,
por sus virtudes ciudadanas que fueron su riqueza y que le hacían estimarlo en
algo grado. De Cañazas, pueblecito de la Provincia de Veraguas, vino a esta
ciudad, una familia que habría de constituir en Penonomé un núcleo social
modesto pero apreciable y que habría de influir en el desarrollo cultural de
nuestro pueblo.
La constituían,
cuando llegaron a esta población, don Baltazar Tejeira, escultor de imágenes de
Santos y padre del poeta Melquiades Tejeira y del hábil ingeniero arquitecto, don
Víctor Manuel Tejeira, suficientes aportes para el enriquecimiento de nuestra
sociedad, don Isías Tejeira, discreto ciudadano, padre de varios hijos que le
honran.
Fue padre de numerosa prole: once hijos
le conocimos, que hacían recordar a Jacob, el
Patriarca Bíblico. Y qué familia
formaron esos vástagos!. Conviene
conocerles individualmente, como la mejor corona que puede ofrecérsele a aquel
benemérito hijo adoptivo de Penonomé.
Doña Jacoba
Tejeira de Mosquera, la popular Jacobita, madre prematura de diez hermanos
huérfanos, a quienes dio educación y les puso en el camino de la vida, hábiles
ya para abrirse paso. Es madre, auténtica madre, de dos damas que le
honran.
Don Aquilino
Tejeira Fernández. También jefe de ese hogar desde menor de edad; pero de
seriedad indiscutible, que ayudó en sus faenas a su hermana mayor. Hoy, padre de
respetable familia. Dedicado a las tareas del foro con juicio y buen criterio;
es hoy honorable Magistrado del Tribunal Superior del Segudo Distrito Judicial
de la República.
Doña Conchita
Tejeira de Román, una intelectual de pluma ágil y estilo elegante. Sus mejores
obras son, sin discusión, sus tres inteligentes hijas.
Don Gil Blas Tejeira, formidable
autodidácta, quien por sí mismo, sin haber estado siquiera en colegios
secundarios, sin ayuda de nadie, ha sabido conquistarse puesto distinguido,
entre los más distinguidos que manejan aquí en Panamá la lengua y estilo de
Cervantes. Buen Padre de familia y cordial patriota.
Y qué decir de la
inteligente Adelina?. De grata conversación. Que donaire se gasta. Chispeante y
recatada; es de ameno trato, sencilla y locuaz, sin causar fastidio ni ostentar
poses autoritarias. Delicada en su persona, modesta en su mirada, a pear de sus
ojos vivaces y expresivos. Sabe conversar y sabe ser respetada. Casada con don
Hernando Quiróz, ha dado excelente aporte a la sociedad con sus hijos, gentiles
e inteligentes.
Don Alfonso
Tejeira, ingeniero agrónomo de reconocida competencia, ha desempeñado y
desempeña puestos distinguidos en su interesante ramo, prestando sus luces como
experto, en lugares y ocasiones de importancia. También es Jefe de hogar
honorable.
Don Moisés
Tejeira, maestro de enseñanza primaria, escritor, aunque de escasa producción
literaria, su pluma es amena y descriptiva. También le ha dado simpáticos nietos
a su ilustre padre.
Don Julio o Don
Julián Tejeira, como usted quiera llamarle, es un tipo simpático, amigo de
chistes. Cuando ríe, ríe de verdad, con los ojos que se llenan de lágrimas, con
la boca haciendo pucheros que sabores; con el cuerpo entero como si fuera un
torero sacando el lance al cornúpeto. Y cuando en las tardes de verano sale a
caballo por las calles de la ciudad, luciendo sus habilidades de jinete,
Napoleón se quedaría tachuela. Qué garbo se gasta. Padre feliz de sus amantes
hijas y noble consorte de la intelectual dona Tilcia Conte de Tejeira, poetisa
de alto vuelo a pesar de su modestia.
Don Eustorgio
Tejeira. Buen padre de familia, modesto e inquieto por la educación de sus
hijos. Le gusta la buena lectura y es amigo de la Tradición. Conservador y
Católico a marcha martillo, no entra con muchas modernidades de hogaño. Su hogar
y sus costumbres merecen respeto.
Ahora, dediquemos párrafo especial a una hija de don
Aquilino--"el grande"--, la sin par Estelina Tejeira, quien heredó de su padre
su nerviosismo y su anhelo constante de hacer el bien. Es una ardilla inquieta.
Para ella no hay sosiego tratándose del avance cultural de Penonomé. Es la más
penonomeña de todas las penonomeñas y aún más que todos los penonomeños juntos.
No exageramos en decir que es la persona que ha hecho más por su
pueblo.
A ella se debe la
escuela de música que lleva su nombre por agradecimiento. De esa escuela ha
salido uno buena, aunque pequeña banda de música que suple la necesidad de una
buena filarmónica para los actos religiosas, cívicos y sociales; la reparación
de la casa de la Cruz Roja en esta ciudad hasta dejarla habitable, como nueva;
una campana, cien sillas y un bello cuadro del Libertador en su palomo blanco,
no sabemos si de Tito Salas a Michelena, para la Escuela Simeón Conte; una
carroza fúnebre para entierros y que ha sido inutilizada de forma de habérsele
quitado las llantas, a ciencia y paciencia de las autoridades. ¡Qué verguenza!
Varias reparaciones en el cementerio, suspendidas por orden de una autoridad,
por razones que no sabemos; pero la obra cumbre de la activa Estelina, es la
adquisición de la estatua de bronce del Libertador, que se yergue en el parque 8
de Diciembre de esta ciudad y la consecución de alumbrado especial para ese
monumento, gloria del escultor Italiano Teneranni, obsequio generoso del
gobierno y pueblo de Venezuela. Y continua impertérrita, sin arredrarse,
escudriñando a ver qué falta, para obtenerlo.
A Estelina puede
aplicársele la frase que se dijo de la excelsa cubana, Da. Gertrudis Gómez de
Avellaneda: "Es mucho hombre esta mujer".
Como se ha visto,
fuera de sus hijos también ha tenido el patriarca don Aquilino una notable
emisión de nietos que le honran.
Sigamos ahora con
don Aquilino. Era un tipo de hombre sencillo, modesto, amigo de hacer el bien
"por el bien mismo". Que sepamos nunca tuvo colegios y sin embargo fue un médico
distinguido y acertado a quien el doctor don Santos J. Aguilera respetaba y
alentaba. Era nervioso; ágil en el andar, presto en sus visitas de médico,
modesto en recetar, que si era prudente, también acertó siempre en conocer la
enfermedad del paciente y en aplicarle el remedio oportuno. Ejercía la profesión
por amor al prójimo y nunca nadie pudo quejarse de su tardanza en socorrer al
enfermo que se le confiaba a su cuidado y si agradecerle su aplicación decidida
a combatir la dolencia y en ejercer la caridad.
Su muerte, cuando
aún no era un anciano, sino un hombre en plena virilidad y en el goce de sus
facultades mentales, causó en esta ciudad verdadera consternación en rodas las
capas sociales. Su entierro revistió un acontecimiento
excepcional.
Fué conservador
sin peros y sin miedo. En síntesis , su vida fue muy agitada. Fue Alcalde
Municipal y Gobernador de la Provincia, muy respetado y querido. Fue justo,
ecuánime, sencillo, sociable. Son rarísimos los hombres de quienes la sanción
pública unánimemente se siente satisfecha.
De la obra
"Siluetas Biográficas de Ilustres Coclesanos. Centenerio de la Provincia
de Coclé sEPTIEMBRE DE 1855-1955." Agustín Jaén Arosemena. Miembro
Correspondiente de la Academia de la Historia de Panamá. pp.
224-227.
Fuente: Panamahoy2012.blogspot.com
Jean Tejeira
Excelente descripción de los hermanos Tejeira y que forma de describir a mis abuelos Julian Tejeira y Tilcia Conte de Tejeira,
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